27 de noviembre de 2007

Espectros en la Biblioteca Nacional

Monjas espectrales que penan por los pasillos. Luces que se encienden y apagan por voluntad propia. Un misterioso fantasma sin cabeza. Lamentos fúnebres y risotadas diabólicas. Todo esto ocurre en la Biblioteca Nacional. La explicación se remonta a la época colonial, cuando en ese mismo lugar se encontraba el viejo convento de las Monjas Claras, religiosas que se dedicaban a la rehabilitación de las primeras prostitutas de la zona y que tenían ahí mismo las criptas donde descansaban sus restos mortales. Criptas que, según algunos, siguen existiendo en el subsuelo del edificio...

Una vez, mientras reporteaba para Santiago Bizarro, un guardia me contaba que uno de sus colegas se volvió loco durante la noche. También supe que era común que, al apagar las luces de los pasillos al final de la ronda, éstas se encendieran apenas el guardia completaba su vuelta. Y que en el baño, en pleno subterráneo, el señor que te pasaba el confort (ésos de "su propina es mi sueldo") guardaba siempre una botella llena de agua bendita...

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