23 de noviembre de 2007

Cura milagrero en Rancagua

La Cuarta cuenta hoy sobre un cura español que recorre la VI Región sanando gente:

El español Jesús Grañón nunca pensó que 47 años después de ordenarse sacerdote se convertiría en una especie de estrella de rock con sotana de la Diócesis de Rancagua, gracias a sus "misas de sanación". A diferencia de la mayoría de las liturgias católicas, donde el cura realiza el sermón y los ritos tradicionales (que para algunos son medio fomes), en las misas del intrépido Padre Jesús, de 72 años, los feligreses casi llegan a poner los ojitos blancos gracias al carisma del religioso que centra su atención en los enfermitos, a los que agarra la cabeza con la intención de ser un nexo entre el desvalido y El Pulento.

Según el sacerdote Alejandro Abarca, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, "el principal milagro del Padre Jesús es llenar las iglesias que visita. Hay mucha gente atea y él los atrae como un imán". Abarca fue testigo del trabajo de un colega indio que "curó el cáncer a dos mujeres", así que da crédito del poder de la fe. El padre Jesús, a pesar de que tiene más barra que Kudai, es modesto como un pancito con turín.

- ¿Qué siente frente a un enfermito?
- Esperanza. Si esa persona tiene fe, se sanará. Tal como lo dice la Biblia: Una palabra tuya bastará para sanarme. Cuando hay fe, el Señor pone el resto.

- ¿Es itinerante?
- Sí, recorro varias parroquias. Muchas personas esperan que les toque su cabeza para poner la fe de Dios y sanarlos. Llegan a mi casa pidiéndome ayuda, pero es importante decir que no soy milagroso; eso que quede claro. Es la fe en Dios que transmito en mis manos. A las personas les tomo su cabeza y caen. Mis ayudantes las reciben y las dejan en el piso de la iglesia. Eso se llama descanso en el Espíritu. Es el Espíritu de Dios y la persona va entregada al Señor y el Señor le toca no sé cómo. Las personas entran en un descanso, se duermen, entran en un sueño muy placentero, muy agradable. Algunos a veces dicen que les da pena despertar porque estaban contentos con Dios.

Lee el resto acá.

Siempre me han llamado la atención este tipo de casos. Sobre todo en esta época en que cualquier hijo de vecino se dedica a hacer reiki y disciplinas similares después de estar dos semanas en la India o, peor, de asistir a un seminario de autoyuda o algo por el estilo. Para que lo piensen y comenten, vean este link.

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