Este artículo está publicado en la edición de febrero de VIVE! Más adelante, si gustan, les doy spoilers del documental sobre el Libro Perdido de Nostradamus, que lo emiten este lunes 18 de febrero a las 21:00 en The History Channel.NOSTRADAMUS: PASIÓN POR LO PARANORMALCuando ya se creía todo dicho respecto al mítico vidente del siglo XVI, el hallazgo de un libro perdido pone a los expertos a analizar las predicciones del misterioso Michel de Nostradamus.
Si preguntas qué es lo primero que lee la gente cuando abre un diario, muchos te responderán, sin titubear, que revisan sagradamente su horóscopo. Y, en verdad, no importa si creen realmente sus designios o si, en el fondo, son escépticos de las premoniciones. A final de cuentas, a todos nos gusta curiosear un poco por las rendijas de esa apasionante ventana capaz de adelantarnos, aunque sea en parte, el futuro.
Esa, sin duda, es una de las razones de la fascinación casi hipnótica que despierta la figura del vidente francés
Michel de Nostradamus, un médico francés del siglo XVI que pasó a la historia como un certero agorero que predijo muertes de reyes, nacimientos de tiranos, accidentes, catástrofes e, incluso, el fin del mundo. Sin ir más lejos, cada vez que ocurre algún suceso importante a nivel mundial, ya sea la Guerra del Golfo a principios de los 90 o la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, los estudiosos de las profecías sacan su nombre a colación y buscan entre sus legendarios versos alguna frase que permita decir “Nostradamus lo predijo, debemos estar atentos a sus advertencias”. Un reflejo de esta popularidad es un dato entregado por el New York Times: en los días posteriores al ataque terrorista del 11/9, la palabra “Nostradamus” fue la más buscada en Google.
Pero, ¿qué predicciones fueron las que han logrado que la memoria de este médico siga siendo recordada más de cuatro siglos después de su muerte? El vidente publicó en una obra llamada Las Profecías, cientos de presagios redactados en francés, latín y oscuros símbolos herederos de la alquimia y la astrología, contenidos en cuartetas que bautizó como “centurias”. Y entre ellas, las más famosas que sus defensores afirman han sido comprobadas, se cuentan:
- El anuncio en 1555 de la muerte del rey Enrique II de Francia, cumplida en 1559 (Centuria I, 35).
- El advenimiento de un emperador francés nacido cerca de Italia, identificada con la figura de Napoleón Bonaparte (Centuria I, 60).
- La caída del Sha de Persia (Irán) en 1979 (Centuria I, 70).
- La guerra civil de Yugoslavia (Centuria II, 32).
- La Guerra de los Seis Días (Centuria III, 22).
- El nacimiento de Hitler (Centuria III, 35).
- La independencia de EEUU (Centuria IV, 96).
- La elección y muerte del Papa Juan Pablo I (Centuria X, 12).
Finalmente, una de las leyendas que ha llegado hasta nuestros días apunta a que Nostradamus incluso predijo el día de su propia muerte. En junio de 1566, gravemente enfermo de gota, redactó su testamento para repartir sus posesiones. Sin embargo, según narran los registros de su secretario personal, Jean de Chavigny, la tarde del 1 de julio de ese mismo año, Nostradamus le dijo que no lo encontrarían vivo a la mañana siguiente. Y tal como lo auguró, sucedió.
Explicaciones para la precisión de sus profecías hay varias. Por ejemplo, existen los que creen que Nostradamus fue un elegido que realmente podía ver el futuro y que las oscuras y complejas descripciones de las centurias, llenas de metáforas y analogías, son tan sólo la forma en que trataba de describir el mundo del futuro con las palabras que conocía. Voces provenientes del mundo escéptico de lo paranormal, en cambio, aseguran que la misma complejidad de los versos proféticos se presta para que los crédulos las interpreten y las hagan coincidir con los eventos de turno. Sea como sea, la veracidad de sus augurios, al final, tal como sus propios vaticinios, queda a juicio de la interpretación de cada uno. Pero en un guiño del destino, lo claro es que su propio epitafio, grabado en piedra en su tumba de Salon de Provenza, al sur de Francia, de alguna forma predijo que después de su muerte, Nostradamus seguiría siendo una figura destacada:
Aquí descansan los restos mortales del ilustrísimo Michel Nostradamus, el único hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo.
El Libro Perdido de Nostradamus
En 1994, mientras realizaba una investigación en la Biblioteca Nacional en Roma, una periodista italiana llamada Enza Massa se tropezó con un manuscrito inusual, perdido entre los anaqueles de la noble institución: Nostradamus: Vatinicia Code. Este manuscrito estaba firmado por “Michel de Notredame – el profeta Nostradamus” y contenía ilustraciones hechas por el mismo autor. ¿Cómo llegó el libro hasta allí? ¿Por qué se mantuvo escondido por más de 400 años? ¿Qué profecías contiene este tomo perdido?
Las respuestas las encontraremos en el documental El Libro Perdido de Nostradamus, que se emite este mes en The History Channel. El filme sigue la investigación realizada por decenas de expertos en Nostradamus que analizan, primero, la autenticidad del documento encontrado, y luego los supuestos secretos que sus páginas ocultarían respecto al destino de nuestra civilización.
Estrenado con un gran éxito de sintonía hace un par de meses en EEUU, este documental explora no sólo la vida y obra de Nostradamus, sino también unas extrañas ilustraciones astrológicas que ocupan la parte final del manuscrito, las cuales, a juicio de algunos analistas, presagiaron, entre otras cosas, el atentado sufrido por Juan Pablo II a principios de los años 80, la caída de las Torres Gemelas en 2001, las dos Guerras Mundiales, el surgimiento de ideologías como el comunismo y el fascismo, y el auge del fundamentalismo religioso en Medio Oriente.
Sin embargo, la predicción más polémica señala al año 2012 como una fecha clave que marcará el fin de una era mundial. Curiosamente, una fecha que coincide con las predicciones de los mayas, entre otras civilizaciones antiguas, según afirman en el documental.